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2015/10/22

Carlos de Mauleon y Nabarra

Carlos de Mauleon y Nabarra
Iñigo Saldise Alda

Heráldica:Escudo cuartelado en cruz. 1º y 4º de plata (otros dicen oro) con tres fajas de gules que son de Eusa, mantelado de azur dos leones afrontados propios del linaje (Leonel de Nabarra), brochante sobre la partición un cabrio combado de gules cargado de un filete pomelado de oro que trae de Nabarra, el todo bajo un jefe de gules con medio carbunclo de oro cerrado y pomelado naciente que es de Nabarra (Casa de Nabarra). 2º cortado a) de oro cruz floreteada de sinople (otros azur) que es de Rada b) de oro (otros plata) león de azur que es de Agramont. 3º cuartelado en cruz 1 de gules carbunclo de oro cerrado y pomelado que es de Nabarra 2 y 3 de plata león de azur que es Lacarra primitivo, todo Lacarra moderno, 4 cortado a) de gules carbunclo cerrado y pomelado de oro que es de Nabarra b) de gules seis panelas (otros dicen cinco) de plata que es de Gebara (Lacarra-Gebara), sobre el todo escudete de gules un león de oro que es de Mauleon (esmaltes cambiados del original que son de oro un león de gules).

Nació hacia el año 1475, siendo hijo de Ladrón de Mauleon y Juana de Nabarra, o lo que es lo mismo, de un beaumontés y una agramontesa, pretendiendo ser un símbolo para la reconciliación entre dichas facciones, enemistadas desde los tiempos del legítimo heredero a la Corona de Nabarra Carlos de Trastámara y Evreux, también nombrado como Carlos de Biana, y su padre el usurpador Juan II de Nabarra, Aragón y Sicilia.

Sin que le llegara la muerte a su padre, heredó sus títulos y posesiones tras ser nombrado Ladrón de Mauleon diplomático del Estado de Nabarra en la corte española de los denominados reyes Católicos; así pues, Carlos de Mauleon y Nabarra pasó a ser conocido como señor de Traibuenas y Rada.

A comienzos del siglo XVI, construyó un formidable palacio en la localidad de Traibuenas, donde se estableció hasta la ilegal e ilegítima invasión del Reino-Estado de Nabarra por parte de las tropas españolas del falsario rey católico Fernando II de Aragón, Sicilia y Napoli,  Gobernador de Castilla y León, además de conde de Barcelona. Dichas tropas extranjeras provenían del Reino de Castilla y León, estando incluso formada por gentes de las provincias Vascongadas y la Rioja-Errioxa, junto a los ejércitos de la Corona de Aragón, incluidas tropas barcelonesas o catalanas.

Ante la violenta y sanguinaria invasión española del Estado de Nabarra, Carlos de Mauleon y Nabarra permaneció fiel a los legítimos titulares del Reino Pirenaico, reyes de Nabarra, copríncipes de Andorra, duques de Nemours, Gandía, Montblanc y Peñafiel, condes de Foix, Bigorra, Ribagorza y Peiregòrd, vizcondes del Bearno, Nebosan-Nebouzan, Tursan, Marsan, Gabardan, Limòtges, Castellio de Farfanya y Tartas, además de señores de Albret, la reina de Nabarra Catalina de Foix y Valois, junto a su esposo el rey consorte de Nabarra Juan de Albret y Blois; manteniendo junto a su padre Ladrón de Mauleon, el estandarte colorado del Estado de Nabarra izado en el castillo de Miranda.

Posteriormente participó en el primer intento de liberación del Estado de Nabarra. Así pues, el 6 de diciembre del año 1512 y tras conocer la noticia del repliegue del ejército de liberación nabarro  y de sus aliados franceses al vizcondado de Bearno, CEl señor de Taribuneas y Rada Carlos de Mauleon y Nabarra, se reunió en el castillo de Murillo el Fruto con otros nobles patriotas nabarros. Estos fueron el vizconde de Zolina León de Garro, el señor de Eza Dionisio de Eza y Mauleon, el merino de Lizarra-Estella, alcaide del castillo de Monjardin y de Santacara, señor de Learza, Iguzquiza, Agos, Orendain y Arroniz Juan Belaz de Medrano, el caballero Jaime Belaz de Medrano, el merino de Erriberri-Olite, ricohombre de Nabarra y vizconde de Valderro León de Ezpeleta, el alcaide del castillo de Peña Frantzes de Ezpeleta, el alcaide de las Cortes del Reino de Nabarra, doctor en Derecho Canónico y prior de Uxue-Ujué Martin de Rada, el ricohombre y alcaide del castillo de Murillo el Fruto Pierres de Rada, el señor de Lezaun Sebastián de Rada, el alcaide del castillo de San Martin de Unx John de Bergara, los hermanos Martin y Remiro de Goyni y Gurpide, el almirante del valle de Erronkari-Roncal Juan Bereterra, el caballero Pedro de Nabarra y de las Cuevas, los secretarios Miguel de Alli y Juan de Boneta,...

Ante el cariz que iban tomando los acontecimientos, claramente contrarios para la causa patriótica nabarra, estos nobles, caballeros, religiosos y funcionarios nabarros, tanto agramonteses como beaumonteses, firmaron una carta que daban poderes al alcaide del castillo de Burgi Ladrón de Mauleon, padre de Carlos de Mauleon y Nabarra, junto al protonotario Martin de Jaureguizar, para prestar, en su nombre juramento de fidelidad al católico rey español Fernando II de Aragón y de Corsica-Córcega, I de Sicilia y de غرناطة-Granada y III de Napoli, regente de la Corona de Castilla y León, además de conde de Barcelona, como rey de Navarra, buscando solamente que no fueran confiscados sus bienes y posesiones, e incluso evitar algo peor, como ser torturados y asesinados por las fuerzas de ocupación españolas.

Carlos de Mauleon y Nabarra permaneció en rebeldía ante los invasores españoles, siendo un claro ejemplo de ello su ausencia en las ilegítimas Cortes de Iruinea-Pamplona sancionadas ilegalmente por un rey extranjero, concretamente español, pese a tener el privilegio de poder asistir por ser el señor de Traibuneas y Rada.

En febrero del año 1516, tras fallecer el rey español Fernando el falsario, Carlos Mauleon y Nabarra liberó Erriberri-Olite y Tafalla de las garras militares españolas. Después, junto con sus hermanos y su tío el Mariscal de Nabarra Pedro de Nabarra y Lacarra,  participó nuevamente en la liberación de una ciudad nabarra ocupada por los extranjeros militares españoles; concretamente Donibane Garazi.

A mediados de marzo, siguiendo el plan trazado y sin haberlo variado un ápice pese a las últimas informaciones, el marsichal de Nabarra partió desde Sauveterre con 1.200 hombres de nacionalidad nabarra, estando entre ellos su lugarteniente Pedro Enríquez de Lacarra y Peralta, el vizconde de Valderro y barón de Ezpeleta León de Ezpeleta y Echauz, el barón y señor de Garro, señor de Ortzaize, Atizain, Lucurrain y Mendiondo Johan de Garro, el señor de San Martin de Amezcoa Iohan Ramírez de Baquedano, el señor de Salajusan Bernard de Sallejusan, el capitán de los reyes de Nabarra y señor de Olloki Juan de Olloqui y Jaso, el capitán de los reyes de Nabarra y señor de Sotés, Aós y Pozuelo Juan de Azpilcueta y Jaso, el señor de Lizarraga Luis de Lizaga, el señor de Orisoain, Eristain y Suasti Pedro de Camon, el señor de Martxueta-Masparrauta y Gabat Guillaume Arnaud de Masparraute, el señor de Alzate Juan de Alçate, el señor de Peña Frantzes de Ezpeleta, el señor de Garrütze-Garritz Arnaulton de Iribarne, (…), los capitanes de los reyes de Nabarra Jaime Belaz de Medrano y Valentin de Jaso y Lerroux-Lerrutz, Espinalete o Miguel de Espinal hijo, el condestable de Nabarra Antonio Carrillo de Peralta y Velasco, Rodrigo de Alçate, Fernando de Ayanes, Miguel de Jaso y Lerroux-Lerrutz, el bachiller Arnault de Sarhy-Sarria, Martin de Goyni y Gurpide, el hijo del hermano bastardo de éste y escudero Johan de Goñi y Eza, estando también presente el señor de Traibuenas y Rada Carlos de Mauleon y Nabarra.

El día 17 de marzo del año 1516, concretamente un lunes de cuaresma, Pedro de Nabarra y Lacarra junto a su ejército de liberación, donde se encontraba Carlos de Mauleon y Nabarra, penetraron en el valle de Erronkari-Roncal. El objetivo era avanzar hasta Orreaga-Roncesvalles y contactar con la otra columna del ejército de liberación capitaneada por el rey consorte Juan III de Nabarra, pero los soldados españoles habían cortado ya cualquier vía de comunicación entre ambos, además de haber sometido el objetivo táctico de los legitimistas o patriotas nabarros, la villa de Zangotza-Sangüesa y reforzado Burgi por el capitán español Amézcoa, con soldados españoles encuartelados en Irunberri-Lumbier. Igualmente una tormenta de nieve dejó prácticamente aisladas a las tropas del marischal de Nabarra, pero al menos se unieron a ellos 120 ballesteros roncales capitaneados por Petri Sanz o Sanchez.

El marischal de Nabarra ordenó tomar rumbo al valle de Zaraitzu-Salazar, donde las tropas nabarras de liberación fueron recibidas por los habitantes de los diferentes pueblos que pasaban con alegría y entusiasmo, ofreciéndoles incluso alojamiento en sus casas.

En Otsagabia-Ochagavia, el jefe del ejército nabarro de liberación realizó requerimiento de tropas, en base a la llamada de apellido en defensa de la libertad del Estado vascón, ante la ocupación militar de invasores extranjeros, amparada en los Fueros del Reino de Nabarra. El alcalde de dicho pueblo pidió tiempo para convocar el Batzarre del valle, prometiendo cuando menos 300 hombres. Lo mismo hizo el alcalde de Aezkoa desplazado hasta ahí, prometiendo también otros 300 hombres.

El día 23 de marzo la avanzadilla del ejército nabarro pudo observar el monasterio y el hospital de la Real Colegiata de Santa María de Roncesvalles, pero en la llanada de Auritz-Burguete se veían los estandartes de los españoles, con numerosas tiendas y un continuo devenir de millares de soldados.

La comarca de Orreaga-Roncesvalles había sido saqueada y quemada por las tropas españolas del coronel Cristóbal de Villalba y González. La villa había sido abandonada por sus habitantes, además los espías enviados no llegaban buenas noticias. La insurrección patriótica nabarra había sido brutalmente oprimida por los españoles, y el ejército capitaneado por el rey consorte Juan III de Nabarra se había estancado en Donibane Garazi. Pero lo más preocupante fue la escasez de suministros y la imposibilidad de recibirlos a corto plazo.

Por estos motivos el marischal de Nabarra decidió volver al valle de Erronkari-Roncal, donde la situación se agravó más al estar cerrado uno de los puertos pirenaicos, por la gran acumulación de nieve.

El señor de Traibuenas y Rada acompañaba al marischal de Nabarra y por orden de este se remidió junto a otros 17 nobles nabarros al invasor-ocupante español, bajo las leyes caballerescas, lo que permitió con su acto la libertad de todos sus hombres.

Jaime Belaz de Medrano y Juan de Azpilcueta y Jaso, junto algunos pocos más, consiguieron escapar de las sanguinarias tropas españolas del coronel Cristóbal de Villalba y González, que contaba con los capitanes Miguel de Donamaria, Martín de Ursúa y Remón de Esparza, traidores a Nabarra, atravesando un puerto casi impracticable por culpa de la nieve.

Carlos de Mauleon y Nabarra junto al marischal de Nabarra y a otros 17 prisioneros nabarros, fueron conducidos por Zangotza-Sangüesa hasta la ciudad de Lizarra-Estella.

Pedro de Nabarra y Lacarra, Iohan Ramírez de Baquedano, Juan de Olloqui y Jaso, Frantzes de Ezpeleta, Pedro Enríquez de Lacarra, Antonio de Peralta y Velasco, Valentin de Jaso y Lerroux-Lerrutz, más Petri Sanz o Sánchez, y junto a ellos estaba también Carlos de Mauleon y Nabarra, continuaron en calidad de presos hasta la fortaleza española de Atienza, donde serían encerrados, encadenados, maltratados y humillados.

Años después, según las normas caballerescas de la época, Carlos de Mauleon y Nabarra, tras pagar su familia el consiguiente rescate, volvió al Estado ocupado militarmente por los españoles de Nabarra; eso sí, tras verse obligado bajo pena capital a jurar fidelidad al emperador de los Romanos, augusto rey V de Deutschland-Alemania, rey I de España, de las Islas Canaryas, de las Indias y de las Islas y Tierras firmes del Mar Océano, Jerusalen, Magyarország-Hungría, usurpador de Navarra (IV), Sardìnnia-Cerdeña, Corsica-Corcega, Due Sicilie-Dos Sicilias, Dalmacija-Dalmacia, Hrvatska-Croacia, príncipe de Catalunya-Catalonha-Cataluña y Suevie, archiduque de Österreich-Austria, duque titular de Bourgogne, duque de Brabante, Limburg, Lëtzebuerg-Luxemburgo, Lothoringia, Corintia, Lothier-Herzogtum Niederlothringen-Baja Lorena, Carniola, Gueldres, Athenas y Neopatria, margrave del Heiliges Römisches Reich-Sacro Imperio Romano Germánico, marqués de Namur, Bourgogne, Oristán y Gociano, conde palatino del Franco Condado de Bourgogne, Henao, Olandia, Zelandia, Ferrete, Friburg, Hanurg, Rosellón, Hutfania y Langrave de Alsacia, conde de Barcelona, Flandes, Bourgogne, Artois, Auspurg, Charolais, Holland-Holanda y Zeeland-Zelanda, Vlaanderen-Flandes, Henegouwen-Henao, Tirol, señor de Vizcaya, de la Marcha Esclavonia, Puerto Haon, Molina, Salins, Triplo, Mechelen-Malinas,  Friesland-Frisia, (…) gran maestre y caballero de la orden del Toisón de Oro Carlos de Gante o de Habsburgo, conocido como el emperador Carlos I de España y V de Alemania o simplemente el Cesar.

Ya en su hogar de Traibuenas, Carlos de Mauleon y Nabarra tuvo que acudir, de forma obligada, al llamamiento imperial de Carlos I de España, V de Alemania e ilegítimamente IV de Navarra, para luchar contra los comuneros castellanos a inicios del año 1520, con un contingente de 500 nabarros y 12 cañones, junto a sus hermanos y padre, regresando a la Nabarra ocupada por los españoles antes de mayo del año 1521.

 El 9 de mayo de ese año, el lugarteniente del rey de Nabarra y señor de Asparrots André de Foix, al mando de un ejército de alianza formado por nabarros y franceses, liberó la nabarra ciudad de Donibane Garazi de las garras imperiales españolas y cruzó el Pirineo. Entre tanto, los lealistas nabarros, agramonteses y beaunonteses, se habían sublevado en todo el Reino vascón. Carlos de Mauleon y Nabarra lo vuelve hacer en el castillo de Miranda y su hermano Victor de Mauleon y Nabarra se apoderó de toda la Barranca. Éste último que es señor de Aguinaga, sabedor de que un ejército enemigo, de unos 1.000 guipuzcoanos y traidores a Nabarra ha penetrado por la  Burunda, reunió las milicias del valle y junto con el señor de Lizarraga y el de San Martín de Amescoa, atacó y cercó Irurzun, en Zegarrain, obteniendo una gran victoria patriótica nabarra.

Tras un frustrado ataque por el cual se prenettendía por parte nabarra recuperar ciudad ocupada de Logroño, el ejército nabarro y francés del señor de Asparrots se  retiró seguido de cerca por el ejército imperial español de ocupación.

El 30 de junio del año 1521,  el lugarteniente del rey de Nabarra André de Foix, dispuso sus tropas para la batalla en las campas de Noain, Eskirotz y Barbatain, tras haberle cortado el paso hacia la capital un contingente enemigo al mando del traidor a Nabarra Frances de Beaumont. En las mencionadas tropas nabarras estaba Carlos de Mauleon y Nabarra.

Carlos de Mauleon y Nabarra, murió ese día combatiendo al invasor extarnjero, concretamente español. Un ejemplo de patriotismo nabarro, un héroe ocultado por los imperialistas españoles y olvidado por los colaboracionistas españoles y franceses, muchos de ellos y ellas tan vasco(ne)s como este defensor de la libertad, la independencia y la soberania Nabarra.

2015/07/31

TRES PROCESOS DE LIBERACIÓN NACIONAL UN 15 DE AGOSTO

TRES PROCESOS DE LIBERACIÓN NACIONAL UN 15 DE AGOSTO
Aitzol Altuna Enzunza, Galdakao, Bizkaia, Nabarra Estatua.

En el continente asiático la India aprovechó la debilidad del ejército británico tras la Segunda Guerra Mundial para conseguir su independencia. La descolonización mental del Pueblo hindú fue llevada a cabo por Mahatma Gandhi, empezando por él mismo, tras tres años en Londres estudiando derecho y donde leyó el cristianismo socialista de John Ruskin -reformista laboral que abogaba por la pobreza y la sencillez como modos de vida-, pero, sobre todo, tras su viaje a Sudáfrica, donde vio cómo eran menospreciados sus compatriotas. Fue en estos viajes cuando Gandhi tomó conciencia de quién era y la situación real de colonización en la que vivía su Pueblo. Antes de estos hechos creía que la India sólo podía sobrevivir dentro del imperio británico, llegando a tomar parte en 1899 en guerra colonial contra los Boers holandeses en Sudáfrica como camillero del ejército británico, por lo que además fue condecorado.

En el año 1942 en Bombay, Gandhi, durante la resolución "Abandonen India", señaló el camino a la libertad a sus compatriotas: la desalienación mental. Para ello debían de seguir con el movimiento de desobediencia civil y actuar como una nación independiente de facto, es decir, no debían de obedecer las órdenes de los británicos y crear sus propios órganos de gobierno. La proclamación de la independencia de la India del Imperio Británico se produjo el 15 de agosto de 1947 tras numerosas sublevaciones del Pueblo hindú, algunas pacíficas y otras muchas armadas contra la opresión en la que vivía. El primer ministro de la república Pandi Jawaharlal Nehru, dijo aquella memorable noche: “Al filo de la medianoche, cuando el mundo duerme, la India despertará a la vida ya en libertad. Llega un momento, el cual se produce rara vez en la historia, cuando salimos de lo viejo para llegar a lo nuevo, cuando termina una era y cuando el alma de una nación, reprimida durante mucho tiempo, encuentra expresión.....Terminamos hoy un período de la mala fortuna y la India se descubre a sí misma de nuevo”.

La Asamblea constituyente terminó de redactar la constitución el 26 de noviembre de 1949, y en enero del siguiente año fue proclamada la república. En el año 1952, la India disfrutó de sus primeras elecciones generales verdaderas, es decir, no impuestas y controladas por los poderes ingleses. En la práctica, esto supone que la India es, tanto en la actualidad como en toda la historia de la humanidad, el mayor país del mundo donde se realizan elecciones y que pretende ser una democracia, lo cual es un reto permanente para un Pueblo que, sin alcanzarlo del todo jamás, lo diferencia del ya rendido a un gobierno en un Estado totalitario.

Otro 15 de agosto también quedará para la historia de los Pueblos oprimidos por el imperialismo. El americano Simón Bolívar vivió entre los años 1801-1802 durante un período de trece meses en el País de sus antepasados donde residió en Bilbao (con 18-19 años), una placa puesta en 1983 en Casco Viejo así lo recuerda. Fue durante esta estancia donde conoció a los hermanos Elhuyar de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País Vasco, así como a Valentín Foronda del Seminario de Bergara y de la Real Compañía de Filipinas, cuna de la ilustración y del modernismo económico en la península ibérica. La relación fue fructífera y se mantuvo a lo largo de los años, pues los ilustrados vascos ayudarán después a Simón a crear sus equivalentes americanos llamados “Sociedad de Amantes del País” y “Escuela de Minería”; incluso Luciano Elhuyar, hijo de uno de los químicos vascos descubridores del volframio, luchó y murió siguiendo a Bolívar por la independencia de la actual Colombia.

Simón Bolívar aprovechó su estancia en el País Vasco para comerciar pero también para visitar el árbol de Gernika, símbolo de las libertades vascas, junto a su pariente Pedro Antonio Bolívar de Mungia; en sus cartas personales, el caraqueño relata la emoción que le produjo visitar Bolibar en Bizkaia, el pueblo de donde partieron a América sus antepasados. De esta estancia y de su periplo por Francia y la península itálica entre 1803-1805, aprendió cosas como las que escribió de Montesquieu, el insigne gascón de la ilustración, autor del “Espíritu de la Leyes” (1750) y de la teoría de la división de los tres poderes: "Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un Pueblo de la servidumbre que subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres sometidas al yugo y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad" (Simón Bolívar "Escritos políticos").

Este periplo por Europa le llevó a alcanzar su descolonización mental, ya que Bolívar -que se quedó huérfano de niño-, venía de una familia adinerada de altos funcionarios de la realeza borbónica con títulos de Marqués de Bolívar y vizconde de Cocorote; incluso de adolescente hizo carrera militar en el ejército español. El comienzo de su lucha contra el imperialismo tuvo su semilla un 15 de agosto del año 1805, cuando Simón Bolívar, “el libertador de América”, en el Monte Sacro de Roma ante su maestro de escuela el también caraqueño Simón Rodríguez gritó: “¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”.

Otro 15 de agosto nos es más cercano a los europeos en general y los nabarros en particular. El gran rey franco Carlomagno llegó a Zaragoza en mayo o junio del año 778, pero la fortaleza de la rica ciudad musulmana Zaragoza que estaba sublevada no se rindió. Carlomagno la sitió con sus 10.000 soldados. El franco Carlomagno se sentía el nuevo emperador de Roma e intentaba extender el Sacro Imperio Germánico, lo que la historia conocerá como el Primer Reich.

Los baskones no parecían ofrecer resistencia. Pero cuando Carlomagno y su magnífico ejército salían ya a campo abierto en una fila desordenada de más de 10 kilómetros de vuelta a su país tras saquear Pamplona-Iruña, miles de baskones atacaron desde lo alto de las montañas al grueso del ejército carolingio, el prefecto de Bretaña y sobrino de Carlomagno, el duque Roldán, los guiaba. La victoria baskona fue total y Roldán murió en el fragor de la batalla. Según la tradición franca, los 12 pares de Francia, las 12 familias más importantes del reino franco, murieron en la misma.

El poeta sajón Agilberto, un siglo después de los hechos, versificó en cinco libros los acontecimientos, basándose en fuentes muy conocidas en su época: “como [Carlomagno] hubiera llegado, a su regreso, a la zona más interior del Pirineo y, con sus tropas exhaustas, estuviera ya franqueando los estrechos desfiladeros que se abren entre sus collados, los baskones con un ejército ligero y su duque o jefe de Estado a la cabeza, se atrevieron a tenderle una emboscada al pie de la cumbre de esas montañas e intentaron combatir de nuevo. En fin, habiendo atacado a la retaguardia del ejército del rey, primero abaten a los soldados con proyectiles, lanzados desde la altura de sus colinas. La desventaja del estrecho lugar puso a los francos en condiciones de inferioridad, aunque aventajaban a los atacantes en armas y en valor”.

Esta Batalla es el día de la independencia de Nabarra, “Askatasun Eguna”. Esta victoria supuso un respiro al imperialismo franco para los baskones y para muchos Pueblos europeos que quedó en los anales de la historia de Europa y creó las bases del Estado nabarro, el cual nacerá oficialmente desde el sur del ducado de Baskonia en el año 824, tras otra victoria baskona contra el hijo y nieto de Carlomagno, Ludovico Pío y Pipinio, otra vez en el desfiladero de Orreaga, cuando el Pueblo baskón se organizó de nuevo a modo de Estado encabezados por su caudillo Eneko Aritza, aliado con sus hermanos uterinos de los Banu Casi, terratenientes baskones del sur convertidos al Islam.

Nabarra dejó oficialmente de ser un Estado reconocido por todo el mundo en el año 1841, más de 1.000 años después de que los baskones lo crearan para su propio gobierno. Sucumbió, una vez más, ante las armas del ejército español, pese a estar el Pueblo nabarro alzado por la libertad y contra el imperialismo, es decir, por los Fueros o leyes del Estado nabarro que nos dimos mientras fuimos libres y que tan tenazmente conservaron nuestros antepasados.

2015/07/19

Bandericas

Bandericas
Iñigo Saldise Alda

Una vez más, la bandera inventada, repito inventada, por los hermanos Arana, esos bizkaitarras de los cojones, ha servido de arma para el nacionalespañolismo de los colonizadores. ¿Pero gente de mi nación étnica cultural sabéis lo que era en origen ese trapo? La bandera de la Vizcaya española.

Bien al lio de los medios colonizadores y colonizantes. No entiendo como mi bandera étnica-cultural está en el balcón de ese ayuntamiento que dicen nuestros, de todos los que vivimos en el país nabarros, y no la bandera gitana u otra, por ejemplo.

La historia de la bandera asimilada por mi pueblo étnico y cultural, lamentablemente por incultos en grado supremo del pueblo al que pertenezco y por ello incluso me avergüenzo, no es la bandera de otros y otras nabarros y nabarras, ¿los vascos y vascas somos racistas?.... yo pienso que no, si pensaría lo contrario sería un puto racista de mierda.

¿Hablar euskara te hace vasco o vasca? NO, al igual que hablar suajile o como se diga te hace ser suajile… ¿Creer que la nación negra es la mejor te hace ser negor? Igual lo entendéis mejor así.

Ser vasco o vasca no implica nacionalidad política alguna, si lo crees eres un racista de mierda.

Yo vasco, por genes, apellidos, cultura y más allá, soy nabarro de nación política por haber nacido y vivido en el ESTADO DE NABARRA, usurpado, colonizado por extranjeros y por dementes vascos y vascas sin cultura histórica. Yo quiero mi Estado, el nabarro, mientras haya dos putos Estados en este mundo de mierda.

¿Hablamos de bandericas?

2015/06/17

Navarra en las Cortes castellanas de Burgos de 1515

Navarra en las Cortes castellanas de Burgos de 1515
Pedro Esarte Muniain

El verano de 1515 cubrió los tres primeros años de la ocupación y fue el año de la absorción política del Estado de Navarra al imperio castellano en formación, y de plasmarse a nivel internacional su desaparición. El hecho se realizó a nombre de la reina Juana (madre de Fernando) como absorción privada y personal, tal como se plasmó en las citadas Cortes castellanas de Burgos.

Todo aquello que quiera reducir el impacto de la absorción del reino o Estado navarro a un suave aterrizaje de Navarra a Castilla, es un sucedáneo que pretende cubrir el engaño. Debido a la literatura oficial, parecía que iba a plasmar, dado que la empresa privada tuvo que competir con las instituciones, tanto en precios como en el ejercicio público, exposiciones y/o congresos.

No obstante debemos felicitarnos, tanto a nivel de editores, prensa, autores y expresiones populares de cómo con el relato de los acontecimientos hemos impuesto una derrota al sector oficial y para-oficial que no se esperaba.

Supongo ya, que tras estas elecciones, podemos dar por pasados a los mandatarios del régimen en Navarra y sus colaboradores, que institucionalmente gustaron de establecer unívocamente el término de “conquista de Navarra e incorporación a la corona de Castilla” como complementos de un solo hecho, cuando entre ambos discurre el espacio de tiempo de 3 años.

Creo que se ha acabado (y viene reflejándose como una realidad) como desde la época de los tiempos de Jesús Aizpún y Jaime Ignacio del Burgo, se daba como veraz que las Cortes de Castilla celebradas en Burgos constituyeron un pacto de igual a igual entre los reinos de Castilla y Navarra. El hecho de su dilatada y profusa propagación (hoy ya derrotada), consiste en sí misma un hecho político de trascendencia actual, dado al interés programático demostrado y fracasado, que llegó a ser materia prima y fundamental de una ideología en Navarra, y que le ha servido para mantener engañados a los navarros, gobernando durante el franquismo y el postfranquismo, cerca de 8 décadas.

Ante los hechos y algún relato retrospectivo, no podemos pensar que las Cortes de Navarra desplazaron a sus representantes hasta Burgos, solo por una materia que podían haber confiado a la reparación del virrey, y suponemos que aunque fuera verbalmente, se opusieron a la anexión de Navarra a Castilla. Los citados acuerdos que tomaron las Cortes castellanas de Burgos, afectaban (y afectaron) a Navarra. El silencio y la vuelta de vacío de dichos embajadores, fue pagado con la promesa de pagar las deudas contraídas y que se le reclamaban, dándoles la promesa de darles 4.000 ducados más (a parte del pago de la deuda a la ciudad de Pamplona), como esplendidez del rey, según quedó reflejada en la respuesta aportada y que nunca cumplió, ni en la donación, ni en el pago de la deuda.

Que estos hechos se descubran a 500 años después de ocurridos, nos revelan los intereses económicos y políticos que lo han ido ocultando. Y aunque todavía hay quienes manifiestan como incorrección dar luz a la verdad de los hechos ocurridos, su importancia y gravedad se ha ocultado con un enmascaramiento continuo de los hechos, que a lo largo de 500 años, se han ido superponiendo en los años siguientes como tapones, justificación y/o excusas de los anteriores. Todo hilvanado hasta el presente.

Falsedad tras falsedad, la justificación de la donación eclesial de Navarra no vale hoy para justificar la invasión, por lo que se sigue insistiendo en una supuesta guerra civil entre navarros, que no hay por dónde cogerla. Un reciente autor que publicó su versión de la conquista (2010), alardea de haber tomado los datos de documentos originales, cuando asienta la cifra de 563 alusiones a beamonteses y agramonteses, sin ningún autor coetáneo ni documento de la época que lo acredite, haciendo alusión a la existencia de dichas parcialidades. Es decir, el citado autor ha presumido de hacer un relato equidistante basado en datos coetáneos, cuando lo que ha realizado es una novela acoplada a su visión política.

En un reciente artículo sostiene el mismo autor, la existencia del “partido beamontés … (o) el mariscal y sus agramonteses …”, lo cual resulta totalmente falso, dado que ni existió partido beamontés ni de los agramonteses (Monteano en DIARIO DE NOTICIAS 11-VI-2015). También afirma que “el rey español accedió a algunas de las demandas… (de una representación navarra) ninguna de esas peticiones tenía calado político … y los despidió el 30 de junio”. Hace falta aclarar que el rey Fernando no atendió ninguna de las demandas presentadas por los embajadores navarros e hizo promesas que sabía no iba a cumplir.

La embajada navarra que fue a Burgos al tiempo de la celebración de las Cortes castellanas de Burgos de 1515, lo hizo en representación de un acuerdo unánime de las Cortes de Navarra (lo que desmitifica la existencia de agramonteses y beamonteses) llevando la lista de contrafueros sufridos, y demandando que fueran reparados. Los representantes de los Tres Brazos de las Cortes navarras fueron el abad de Iranzu don Rodrigo, el señor de Caderita Jaime Díaz y el alcalde de Corte Miguel de Aoiz. Más representativos y de primera fila, no podían ser.

Negar que los reparos de los agravios solicitados no contuvieran calado político, es ofender a la realidad, igual que se hace al decir que el rey Fernando accedió a algunas demandas (Monteano id.), pues no reparó ninguno de los agravios presentados, y solo les dio falsas promesas de pagar las deudas adquiridas y otorgarles más dinero.

Pero además Monteano oculta la calidad de la representación de los navarros, presentes en Burgos el 30 de junio: “un abad no muy relevante, un noble de segunda fila y un juez representante de Pamplona”, cuando como ya hemos dicho eran los máximos representantes de nuestras Cortes. Toda una suma de “errores”, difícilmente de creer que fueron casuales. Hasta ahora, en Navarra llevamos 500 años escribiendo nuestra historia con las plumas del vencedor.

Y la claridad y conocimiento de los hechos, es lo que me ha movido y me mueve a escribir el presente artículo, al mismo tiempo de denunciar falsos o incorrectos relatos, plasmados en aspectos degradantes de la historia de Navarra y vacíos, si han de verse desde el aspecto de aportar hechos positivos en todos sus aspectos.

El firmante es autor del libro ‘Fernando el Falsario’, PAMIELA 2012

2015/06/09

LA REVOLUCIÓN NABARRA DE 1564: LA LIBERTAD DE CULTO

LA REVOLUCIÓN NABARRA DE 1564: LA LIBERTAD DE CULTO
Aitzol Altuna Enzunza, Galdakao-Nabarra

“Nabarra fue el primer laboratorio de observación y aplicación del maquiavelismo” Manex Goyhenetche, doctor en historia.

La libertad en la que vivía Nabarra en los siglos XVI-XVII reducida a la merindad de ultrapuertos, molestaba a los integristas religiosos de aquellos siglos: España y Francia, los “Reyes Católicos” y “los Reyes Cristianísimos” respectivamente, según los títulos otorgados por el emperador espiritual del Vaticano. El coetáneo a los hechos, Nicolás Maquiavelo (1469-1527), en su famoso libro “El príncipe”, escribía sobre Fernando II de Aragón “el Falsario” y la invasión de Nabarra de 1512: “Para poder llevar a cabo empresas mayores, siempre sirviéndose de la religión, recurrió a una devota crueldad (…). El rey de España ha querido fortificarse en el reyno de Navarra, que ha conquistado y cuya posesión deseaba”.

Desde que Constantino I el Grande en el año 313 legalizara para todo el Imperio Romano el cristianismo y el Edicto de Tesalónica del emperador Teodosio en el 380 lo impusiera como único culto religioso, el papado y la Iglesia fueron instituciones paralelas a los propios Estados que se fueron creando en el occidente europeo tras la caída de Roma a manos de los Pueblos bárbaros. Era la “teoría de la dos espadas” implementada por el pontífice Gelasio I en el siglo V, por la que había dos grandes poderes, uno temporal y otro espiritual. El primero era el de los monarcas y estaba supeditado al segundo que era el de los papas. Así se creaba la ficción de la continuidad del Imperio Romano Occidental, aunque algunos monarcas aspiraron a juntar de nuevo los dos poderes, como fue el Sacro Imperio Romano Germánico o Primer Reich encabezado por el franco Carlomagno, pero su derrota a manos de las tropas baskonas el 15 de agosto del año 778 paró sus ansias imperialistas en el río Garona y al sur del Pirineo oriental.

Esta situación de las “dos espadas” se prolongó durante toda la Edad Media, eran épocas de Cruzadas contra los reinos musulmanes que acabaron en Asia con la toma de la capital del Imperio Romano Oriental a manos musulmanas del Imperio Otomano (Constantinopla-Estambul 1453) y en la península ibérica con la toma del reino de Granada por los ejércitos cristianos de una incipiente España (1512), hechos que han marcado la frontera de las dos grandes religiones “del libro” hasta el presente.

Tempranamente, Nabarra quedó cuestionada por la Iglesia católica cuando los infanzones nabarros se alzaron en 1134 contra el testamento que había escrito durante la recuperación de Baiona su rey Alfonso I “el Batallador”, por el cual, el reino baskón quedaba en manos de las órdenes religiosas (el Vaticano). Así es como los infanzones nabarros, nombraron a uno entre ellos como nuevo rey, llamado Garçea Ramírez “el Restaurador”. Este hecho sin precedentes cuestionaba el poder papal, por lo que durante un tiempo los reyes de Nabarra no fueron admitidos por el Vaticano más que como “dux”. Esta situación duró hasta las Navas de Tolosa del año 1212, donde Sancho VII el Fuerte volvió a regañadientes al redil vaticanista y luchó, aliado con los otros reyes católicos peninsulares y mercenarios europeos venidos de todas partes, contra el infiel musulmán. Su participación fue precisamente a cambio de su reconocimiento como rey por el Vaticano y la reinstauración del reino recientemente ocupado en su parte occidental, donde el castellano Alfonso VIII se valió del cuestionamiento papal sobre la soberanía del reino para “obtenerlo” y “adquirirlo”, según las palabras de su escribano Ximénez de Rada.

La libertad religiosa no fue posible en Europa hasta el siglo XVI y fue precisamente Nabarra el primer Estado donde oficialmente se practicó. Hasta la conquista de 1512-24, los ritos paganos precristianos de la religión vasca pervivieron libres de la Inquisición Vaticana sincretizados dentro del cristianismo. La libertad de culto aunque no era oficial, alcanzaba a judíos y a musulmanes, siendo el reino baskón refugio de muchos huidos de la persecución que padecían en Castilla (Edicto de Granada de 1492). Esta laxitud en cuestiones religiosas era una realidad que no existía en los reinos circunvecinos, lo que provocaba el rechazo de papas y de muchos integristas católicos. La falsas bulas acuñadas por Fernando “el Falsario” contra los reyes de Nabarra por su relación con los “cristianísimos” reyes de Francia a los que acusaba de permitir o flirtear con el protestantismo, sólo buscaban fingir el consentimiento del Vaticano, el rey espiritual, en la brutal conquista y el magnicidio posterior contra los nabarros de los españoles con sus temidos tercios imperiales.

Muerta su primera esposa en 1504, llamada Isabel I de Castilla “la Católica”, se casó Fernando II de Aragón el Falsario al año siguiente con la francesa Germana de Foix, pariente de los reyes de Nabarra y 45 años más joven que él. Tras la conquista de Nabarra, el rey católico Fernando el Falsario y su mujer Germana de Foix, introdujeron el integrismo religioso y la persecución política contra los antimperialistas que defendían el reino mediante la Inquisición Española (creada por los “Reyes Católicos” 1474), ya que los tribunales civiles alargaban los procesos y ponían en peligro el veredicto. Es así como la familia de los agramonteses padeció incluso la quema en la hoguera de sus miembros, al ser más fácil juzgarlos por herejes que como rebeldes por defender la soberanía del reino baskón frente al imperialismo español.

El último rey de la Nabarra libre peninsular, el euskaldun Enrique II de Albret “el sangüesino” (1503-1555), estaba casado con la infanta francesa Margarita de Nabarra (1492-1549), la gran reina del renacimiento y del libre pensamiento, además de una gran escritora, con la que tuvo a la reina Juana III de Nabarra, pues en Nabarra no había “ley sálica” y las mujeres podían reinar en el pequeño reino nabarro, unido a los Estados de Bearne y Andorra que configuraban la corona nabarra (además tenían otros títulos nobiliarios por tierras baskonas de Tartas, Marsan, Bigorra y Albret, pero dependientes del rey de Francia).

La reina Juana III de Albret o Labrit (1528-1572), empezó la reforma protestante mediante las ordenanzas de Nerac de 1560. En esta reforma de Nerac de la reina Juana, se establecía elementos tan revolucionarios como el uso a horas diferentes de las iglesias, donde hasta entonces sólo se procesaba el culto católico, por protestantes y católicos. Nerac era la capital del señorío de Albret, Gascuña (antiguo territorio nabarro y del ducado de Baskonia), territorio originario de los últimos reyes de Nabarra, que en esos tiempos hacía de corte del reino, alejada del peligro español, y donde refugiaron Margarita y después Juana a todos los librepensadores que huían del integrismo católico francés, como Marot, Lefèvre d’Etaples, Rabelais, Calvino o los libertinos espirituales, tal y como lo explica el doctor en historia Jon Oria en su libro “Calvino y la Corte de los Labrit de Navarra”. Decía la Reina Juana III: “Para lograr libertad de conciencia para todos, estoy dispuesta a la buena batalla y a no regatear esfuerzos. La causa es tan santa y sagrada que yo creo que Dios me fortalecerá con su poder (…). Porque es ya el tiempo de salir de Egipto, atravesar el Mar Rojo, y rescatar a la Iglesia de Cristo de en medio de las ruinas del trono de toda soberbia, la inmoral Babilonia”.

En el libro “El reino de Navarra en su encrucijada”, el gipuzkoano José María Olaizola escribía a finales del siglo pasado cómo se produjo la conversión de la soberana: “El año 1560, en la cena de Navidad, la reina Juana abjuró en Pau de la religión romana e ingresó en la Reforma (…). No así su marido Antonio de Borbón, conde Angulema, que llegó a traicionar a su mujer entregándosela al rey español Felipe II y a los católico romanos a cambio de ser nombrado rey de Alta Navarra, tras adjurar de su esposa y casarse con María Estuardo de Escocia en la isla de Cerdeña. Pero murió Antonio en 1562 sin que se cumplieran lo acordado. Felipe II planeó invadir Baja Navarra, el Beárn e incluso los territorios en manos de Francia de Juana III, para lo que pidió su excomunión al papa Pío IV (1559-1565): “Nos la declaramos inhábil para conservar el reino de Navarra, el principado de cualquier Estado, de cualquier dominio, el que sea (…) que sean y puedan ser dado a los que convenga mejor a sus Santidad (…)”.

Su esposo el duque de Vendome y primer Borbón en acceder a una corona, intentó por tanto asesinar a la reina Juana por orden del nieto de Fernando el Falsario, el rey español Felipe II; curiosamente el rey Habsburgo o Austria con el que estuvo prometida Juana antes casarse con el Borbón. El francés Borbón y el germánico Austria, pese a su inmenso poder, no pudieron con la que llamaban de forma despectiva “vaca”, pues al nacer la Corte española exclamó: “La oveja (Margarita) ha parido la vaca (Juana)”, en referencia burlesca a las dos vacas pirenaicas del escudo de Bearne.

En 1564 dio la reina baskona el paso definitivo al otorgar la libertad de conciencia a ambas comunidades religiosas y, por tanto, proclamó la libertad de culto por primera vez en un europeo tras casi 1200 años de integrismo religioso: “Todos nuestros súbditos podrán vivir con libertad de conciencia, indiferentemente de la calidad y religión que posean (…) hemos tenido siempre la intención y voluntad de conservarlos y mantenerlos en una tal libertad y protección, tanto de personas como de bienes, que no fueran de un lado ni de otro forzados sin razón”. Era una revolución religiosa que tocó los cimientos de los grandes Estados europeos y que provocó una reacción similar a la que después logrará la Revolución Francesa.

Estas medidas que conllevaron a decretar finalmente la libertad de culto, provocaron una lucha intestina que duró veinte años con los católicos habitantes de Zuberoa, pertenecientes al vizcondado del Bearne, y que se extendió a Francia en las llamadas “Tres Guerras de Religión” (1562-1570 La Paz de Sanit-Germain de Laye). El ejército francés llegó a invadir Baja Navarra en persecución de los hugonotes o calvinistas y la reina les hizo frente tras vender sus joyas para lograr un ejército de mercenarios y mantener la libertad del, para entonces, muy mermado reino nabarro.

La reina Juana decretó en 1571 la reforma calvinista como religión de Estado en Baja Navarra y el Bearne. En ese mismo año el cura labortano de Beraskoitz Joanes Leizarraga, por mandato de la reina Juana III de Albert y el sínodo de Pau (capital de Bearne y último emplazamiento del parlamento nabarro), tradujo el Nuevo Testamento al euskara en su versión protestante, tomando para su traducción la versión griega de Erasmo de Rotterdam y publicándolo en la Rochelle. Pocos años antes, la reina baskona había mandado traducir al bearnés el catecismo de Calvino (1563) y construir la academia protestante de Orthez (1566 Bearne).

Perseguida por la inquisición católica y por el rey de España, fue probablemente asesinada (envenenada) y enterrada en Vendome, a pesar de que en su testamento dice que debe de ser enterrada en la catedral de Lescar junto a su familia, antes de ser finalmente trasladados sus restos mortales en la catedral de Iruña-Pamplona como fue su deseo y antes el de su padre, donde deben reposar todos los reyes y reinas de Nabarra tras su recuperación por el Pueblo nabarro de su soberanía de las garras del imperialismo español y francés. Decía la gran reina de Nabarra: “Estamos dispuestos a morir todos nosotros antes que abandonar a nuestro Dios y a nuestra religión (en Francia se conocía a los hugonotes como “la Religión”), la cual no podemos mantener sin que se permita su adoración pública, igual que no puede vivir el cuerpo humano sin agua o comida”.

Por tanto, la libertad de culto llegó a Nabarra 34 años antes del Edicto de Nantes de 1598, cuando el hijo de Juana, llamado Enrique III “el bearnés” en Nabarra y el “nabarro” en Francia (Pau 1553-París 1610, el cual había participado en su juventud en la segunda y tercera “Guerra de Religión”), accedió la corona francesa, lo que le supuso su muerte a manos de un sicario del Vaticano. En España el primer e infructuoso intento de decretar la libertad de culto fue en una fecha tan tardía como 1890.

La inquina de los Estados poderosos del momento, harán una herejía de la libertad de culto, además de una nueva excusa para hacer desaparecer el pequeño reino pirenaico de Nabarra-Foix-Bearne, lo que quedaba de nuestro ducado de Baskonia y de su hija la Nabarra Osoa; sin su Estado que lo ampare, comenzó también el proceso de asimilación y desaparición del Pueblo que los creó y sustentó durante más de 1000 años (600-1620).

2015/05/30

Lancelot de Nabarra y Esparza

Lancelot de Nabarra y Esparza
Iñigo Saldise Alda

Heráldica: Escudo cuartelado en cruz. 1º y 4º de gules carbunclo de oro cerrado y pomelado que es de Nabarra. 2º y 3º de plata tres bandas de gules.

Llamado también Lanzarot, nació en abril del año 1386 siendo hijo bastardo del rey Carlos III de Nabarra y de Maria Miguel de Esparza. Fue separado de su madre a los cuatro años tras ser obligada ésta a ingresar en un convento de mujeres de la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalem, situado en Bargota.

Lancelot de Nabarra y Esparza fue entonces puesto bajo la tutela o responsabilidad de Garcia Lopiz de Lizasoain, tesorero del Reino de Nabarra y nombrado ayo del bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza, en cuya casa y también en el castillo de Garaino-Saldise, vivió su infancia junto a su nodriza la marquesa de Ostas. Su iniciación en los estudios y las letras fue llevada a cabo por el abad de Zubiurrutia Garcia Ximenez de Ballarin, el cual había sido nombrado capellán del bastardo por el rey Carlos III de Nabarra.

Ya en el año 1397, fue enviado a la Escuela de Gramática de Iruinea-Pamplona, que estaba dirigida, como maestro de estudio, por Andreu de Aibar.

Entrado ya el año 1403, el rey Carlos III de Nabarra envió a su hijo bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza a la Universidad de Tolosa-Toulouse, donde tradicionalmente estudiaban la mayor parte de los hijos de la nobleza del Reino de Nabarra de la época, respondiendo así a los deseos formulados por su padre en su primer testamento, en los cuales le ordenó a Lancelot de Nabarra y Esparza seguir la carrera eclesiástica, a lo que contribuyó el monarca nabarro con el envío de grandes cantidades de libros, doctrinales y dogmáticos en la fe cristiana católica.

“Item, queremos et ordenamos que Lancelot, nuestro fijo bastart,
el quoal nos cognoscemos et tenemos por tal, et lo habemos inviado a Estudio
sea ordenado a ser clerigo,
et por aprender et continuar su dicto estudio hasta que eill parta de todo,
que eill haya cada ainno la suma de dineros que li habemos ordenado
cada aino por su estudio.
Et cada que el obispado de Pomplona acaesca vacar,
eil seyendo digno para eillo, procuren et tracten li sea proveido del dicto obispado”

A partir de ese deseo personal del rey de Carlos III de Nabarra, tanto el monarca del estado vascón como su hijo bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza, comenzaron una labor muy afanosa por lograr la sede obispal y metropolitana de Iruinea-Pamplona, la cual duró largo tiempo.

Pero el Papa Luna Benedicto XIII de Avignon, rechazó la petición del rey de los nabarros y solo le otorgó al bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza los cargos de notario apostólico, arcediano de Calahorra y sacristán de Vich en el año 1404. También le concedió el privilegio de altar portátil y una pensión anual de 1.500 florines sobre la mesa episcopal de Iruinea-Pamplona, así como la rectoría de San Pedro de Monfort perteneciente a la diócesis de Rouen.

A la hora de tomar posesión del arcedianato de Calahorra por parte de Lancelot de Nabarra y Esparza, surgieron diversos problemas con el Reino de Castilla y León, que tardará dos años en dar el consentimiento.

Obtenido éste de los regentes del niño rey de dos años Juan II de Castilla y León, fue en el año 1407 cuando el consejero del rey Carlos III de Nabarra Juan Garcia de Larraya, y el notario nabarro Martin Miguel de Elzaburu, marcharon a tomar posesión del puesto para el bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza, pero fracasando de nuevo ante la belicosa actitud de los castellanoleones de Calahorra.

Finalmente sería un nuevo enviado llamado Guillemot del Rin quien, tras ser obstaculizado en un primer momento, consiguió finalmente el objetivo marcado por el rey del Estado de Nabarra y el mandado del Papa Luna.

Un año antes, concretamente en agosto del año 1406, murió en Mónaco el iruinsheme cardenal Miguel de Çalba, titular de la mitra pamplonesa. El rey Carlos III de Nabarra envió inmediatamente al Papa Luna sucesivos mensajeros en pos de la mitra para su hijo bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza.

Primero envió a Juanco de Lizasoain y siete meses después, por medio de Sancho García de Artajo, que fue al encuentro del Papa Luna a la ciudad de Marsella, obteniendo el mismo resultado negativo para las pretensiones del rey Carlos III de Nabarra.

Ya en agosto del año 1408, una embajada del Estado de Nabarra formada por el propio Lancelot de Nabarra y Esparza, Per Arnaut de Garro, Diego de Baquedano y Pierres de Peralta, se presentó en Perpignan-Perpinyá. Ya por entonces, la situación de Benedicto XIII de Avignon era muy difícil, se encontraba prácticamente aislado de todos, ya que incluso hasta los cardenales que le habían seguido más decididamente apoyaban ahora a Gregorio XIV de Roma y se encontraban preparando el concilio en Pisa.

El rey Carlos III de Nabarra, quería aprovechar la difícil posición del Papa Luna, haciendo le ver el temor de perder el único apoyo verdaderamente cierto o real que tenía, el de los nabarros. Por ello Benedicto XIII de Avignon no tiene entonces otra opción que conceder la silla pamplonesa al bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza, si bien con la estricta condición de que no recibiera la consagración episcopal.

Así pues, Lancelot de Nabarra y Esparza gobernó la diócesis metropolitana de Iruinea-Pamplona a título de vicario general, nuncio, colector apostólico y administrador perpetuo de la diócesis.

A estos productivos y beneficiosos cargos, Lancelot de Nabarra y Esparza tuvo que añadir el decorativo y fastuoso título de Patriarca de Alexandria.

Durante su episcopado se transformaron las dependencias del cabildo, construidas primitivamente por el obispo Arnalt II Barbazan, entre los años 1317 a 1355,  convirtiendo la casa del Arcediano de la cámara en auténtico palacio episcopal, adyacente al templo catedralicio y más cómodo como tal que el primer palacio, el conocido como de San Pedro.

En el año 1412 Lancelot de Nabarra y Esparza figuraba como testigo en el segundo y definitivo testamento de su padre, fechado en Gares-Puente la Reina en septiembre de este año.

Lancelot de Nabarra y Esparza asistió junto a su hermano consanguíneo y también bastardo, el marischal de Nabarra Godofre de Nabarra, a la coronación del rey Fernando I de Aragón llevada a cabo en Zaragoza en el año 1414. También junto a ellos se encontraban el barón de Luxa Arnaut de Luxa, el vizconde de Baigorry-Baiguer Jean de Echauz, Oger de Mauleon, Guillén Arnaut de Santa María, Beltrán de Ezpeleta y Juan de Ezpeleta, el merino de La Ribera Martin Henriquiz de Lacarra, y el maestrehostal del rey de Nabarra Pierres de Bergara. Esto le impidió asistir a las Cortes de Erriberri-Olite, donde fue representado por el vicario general de la diócesis de Iruinea-Pamplona Martin de Eusa.

En el año 1415 marchó junto con su hermano el marischal de Nabarra Godofre de Nabarra, al vizcondado de Bearno, en apoyo del conde de Foix, aportando personalmente Lancelot de Nabarra y Esparza numerosos hombres de armas.

En el año 1418, Lancelot de Nabarra y Esparza amplió el castillo de Arazuri con ayuda del rey Carlos III de Nabarra, recibiendo 1.000 florines para dichas obras.

El patriarca de Alexandria, vicario general, nuncio, colector apostólico y administrador perpetuo de la diócesis metropolitana de Iruinea-Pamplona, notario apostólico, arcediano de Calahorra y sacristán de Vich  Lancelot de Nabarra y Esparza falleció en Erriberri-Olite el día 8 de enero del año 1420.

Fue un hombre que llevó una vida muy irregular y costó enormes sumas a la hacienda o Tesorería del Reino de Nabarra. Pese a su hábito religioso, Lancelot de Nabarra y Esparza dejó dos hijos ilegítimos y numerosas deudas. 

2015/05/23

S. Garcia Lopis de Roncheva

S. Garcia Lopis de Roncheva
Iñigo Saldise Alda

Heráldica: Escudo cuartelado en cruz. 1º y 4º de gules lobo de sable. 2º y 3º de azur panela de plata.

Nacido entorno al año 1363 en el poblado de San Nicolás de Iruinea-Pamplona, dentro del seno de una familia burguesa, enriquecida por el comercio y bien situada en el ámbito social, además de próxima a la Corona de Nabarra. Por ello, Garcia Lopez de Roncesvalles fue instruido por su padre, el Colector de la Caridad de Iruinea-Pamplona Lope de Roncesvalles, desde muy temprana edad en el arte del comercio y del dinero. El origen de su linaje familiar se encuentra en la villa o burgo de Roncesvalles, en Auritz-Burguete.

A comienzos de la década de los años 80 de ese siglo XIV, Garcia Lopez de Roncesvalles se casó con Maria Motza, hija-heredera de un importante burgués y comerciante, también del poblado de San Nicolás, llamado  Pascual Motza.

En el año 1386, Garcia Lopez de Roncesvalles ejercía ya como lugarteniente de su suegro, en la ocupación de sus funciones como recibidor de la Merindad de las Montañas.

El propio Pascual Motza, Oidor de Comptos y Consejero Real desde el año 1390, acabó de introducir a Garcia Lopez de Roncesvalles en las altas esferas en el privilegiado círculo de la administración de la Corona de Nabarra.

Gracia Lopez de Roncesvalles fue nombrado Tesorero del Reino de Nabarra el día 4 de diciembre del año 1403 por el rey Carlos III de Nabarra; cargo que mantuvo hasta su muerte.

Ya como Tesorero Real, Garcia Lopez de Roncesvalles tuvo que confeccionar los distintos volúmenes de Comptos correspondientes a los años de su gestión. Como prólogo al volumen de Comptos del año 1404, el que inauguraba su labor y que finalmente fue confeccionado en el año 1405, incluyó a modo de prólogo una Crónica del Reino de Nabarra. Ese libro fue presentado en la Cámara de Comptos el día 30 de abril del año 1409, ante los oidores de los Comptos del rey Carlos III de Nabarra Pascual Motza, Juan de Athaondo y Pedro Garcia Eguirior

Su gran labor y entrega en el cargo, le permitió disfrutar de la confianza de los monarcas, Carlos III, Blanca I y Juan II. Por sus trabajos recibió copiosos salarios, o donativos en metálico por parte de los reyes nabarros. También poseyó el palacio de Oriz, el cual legó a su hija Maria Garcia Motza, pero debido a sus deudas tuvo que enajenar sus heredades de Celigueta, Izco y Mugueta en el año 1415, para que con sus beneficios, poder liquidar sus deudas.

La procedencia de sus honorarios por el desempeño del cargo de Tesorero del Reino de Nabarra, era desde el año 1417 las rentas del bailío de Artaxona, que constaba de 100 sueldos de carlines prietos anuales, las de la escribanía del Rey de Nabarra en Iruinea-Pamplona, unas 50 libras carlines, y las de la pecha de los labradores de Tiebas, que anualmente eran 6 libras, 3 sueldos, 1 dinero de carlines prietos, 20 cahíces de trigo y 30 de avena.

El Tesorero Real y segundo Cronista del Reino de Nabarra Garcia Lopez de Roncesvalles, falleció el día 25 de julio del año 1437, siendo enterrado en la iglesia de San Nicolás.


2015/05/09

Garcia de Eugi

Garcia de Eugi
Iñigo Saldise Alda

Heráldica: escudo cuartelado en cruz. 1º y 4 º de azur pleno y 2º y 3 º de gules pleno. Sobre el todo faja de oro brochante. El todo es de una línea secundaria de Eugi.

Nacido en torno al año 1340 en la palacio de Eugi. Su educación fue predestinada hacia la vida eclesiástica. Por ello fue enviado en el año 1356 al convento de la orden de San Agustin en Iruinea-Pamplona, situado en la  ciudad de la Nabarreria.

Ya siendo fraile agustino, concretamente en el año 1358, recibió del Gobernador del Reino de Nabarra y conde de Beaumont-le-Roger Luis de Evreux-Nabarra y Capétiens, una limosna, donativo o beca, para continuar sus estudios en el Reino de Castilla y León.

En ese Reino estudió Teología, también tuvo acceso a la Estoria de Espanna y la Estoria de los Godos, escritas una por el rey Alfonso X de Castilla y León, y por la otra por el arzobispo de Toledo, Primado de España y Canciller del Reino de Castilla en su tiempo, Rodrigo Ximénez de Rada.

Ya de habiendo retornado al Reino de Nabarra era ya el prior-rector de la Orden de San Agustín en el año 1370, siendo a su vez lector en Teología en la Corte del Estado de Nabarra. En el año 1375 se convirtió en el confesor personal del rey de Nabarra y conde de Evreux, Carlos de Evreux-Nabarra y Capétiens, recibiendo una pensión de 100 francos anuales por parte de la Tesorería del Reino vascón.

Desde su nombramiento como confesor Real, Garcia de Eugi se convirtió en persona de confianza del rey Carlos II de Nabarra. Por ello se convirtió en embajador personal de rey de Nabarra y también, en embajador del Estado de vascón.

El 24 de mayo del año 1378, el prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, entregó en mano un pago por la villa de Logroño favorecido por el rey Carlos II de Nabarra, al Adelantado de Castilla y León, Merino de Guipúzcoa-Gipuzkoa, capitán-castellano de la villa de Logroño, señor de Amusco y Treviño Pedro Ruiz Manrique de Lara y Leyva, el cual prestó homenaje al rey Carlos II de Nabarra, y se declaró su vasallo, fingiendo estar perseguido por el rey de Castilla y León, conde de Noreña y Trastámara, señor de Lemos, Sarria, Cabrera y Ribera  Enrique de Trastámara y Guzmán. Dicha entrega fue llevada a cabo en la ciudad de Lizarra-Estella. La suma ascendió a 20.000 florines del cuño de Aragón como compensación de sus rentas anuales en la villa de Logroño, a cambio de la entrega de la plaza riojana a las tropas nabarras.

Siguiendo el mismo juego de la traición, el Adelantado de Castilla y León, Merino de Guipúzcoa-Gipuzkoa, capitán-castellano de la villa de Logroño, señor de Amusco y Treviño Pedro Ruiz Manrique de Lara y Leyva, había dejado, colocadas estratégicamente, algunas fuerzas castellanoleonesas en la villa de Logroño, y seis mil lanzas mantuvo apostadas en la villa de Navarrete, bajo las órdenes del Merino Mayor de Álava, Oficial de la Escudilla del rey de Castilla y León, señor de Hita y Buitrago Pedro González de Mendoza y Orozco.

Entonces invitó al rey Carlos II de Nabarra a que hiciera acto de presencia en la ciudad de Logroño. Pero el rey de Carlos II de Nabarra fue advertido esos extraños movimientos de tropas castellanoleonesas, por varias personas, entre ellas el prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona, confesor Real y Consejero personal del rey de Nabarra Garcia de Eugi.

Así pues, la captura del rey Carlos II de Nabarra, planeada por el rey Enrique II de Castilla y León, fracasó; y como no ya podía prolongarse la ambigua situación, el Adelantado de Castilla y León, Merino de Guipúzcoa-Gipuzkoa, capitán-castellano de la villa de Logroño, señor de Amusco y Treviño Pedro Ruiz Manrique de Lara y Leyva, por orden del rey de Castilla y León, pasó a atacar y reducir a la guarnición nabarra que ya se había instalado en la ciudad de Logroño; entre los que lograron escapar estuvo el Alférez del Estandarte Real de Nabarra Martin Henriquez de Lacarra, que, saltando desde el puente pudo salvar la bandera del Estado de Nabarra que portaba. Tres ello, por mandato de su rey Enrique II de Castilla y León, invadió el Estado de Nabarra, penetrando en el corazón del Reino vascón a continuación junto al señor de Cameros Juan Ramírez de Arellano, desnaturalizado de su condición de nabarro. Asolaron las tierras nabarras y destruyeron el castillo-palacio Real de Tiebas. El ejército invasor castellanoleonés fue capitaneado por el infante de Castilla y León Juan de Trastámara y Villena, al frente 4.000 caballeros castellanoleoneses y numerosa infantería, ballesteros y lanceros, también de tierras bajo tributo del rey Enrique II de Castilla y León.

Esta acción militar castellanoleonesa que llegó a cercar la ciudad de Iruinea-Pamplona durante un mes, obligó al rey Carlos II de Nabarra a pactar el tratado de Briones, firmado el día 31 de marzo del año 1379, siendo muy lamentable para los legítimos intereses políticos de los nabarros. Uno de los procuradores del rey de Nabarra que acudió a la villa de Briones fue el prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, el cual también aprovechó el viaje al Reino de Castilla y León, para realizar otros asuntos personales de índole mercantil, del el rey Carlos II de Nabarra.

En el año 1381, la pensión que recibía como confesor Real de 100 francos anuales, fue permutada por las rentas en donación vitalicia de los molinos, hornos, chapitel y almiradío de la villa de Etxarri Arantz, que venía a ser 70 libras de carlines prietos al año.

En el año 1383, el prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona, acudió a la Corte del rey de Castilla y León, rey consorte de Portugal, señor de Lara, Vizcaya y Molina Juan de Trastámara y Villena, como embajador del Reino de Nabarra.

El prior de la Orden de San Agustín de Iruinea-Pamplona, en el año 1384 tuvo en misión diplomática al recibir en Donapaleu a los emisarios del copríncipe de Andorra, conde de Foix, Benauges, Lavaux y Longeville, vizconde consorte de Marsan, Castellbló y Bearno, además de Captal de Buch Archambaud de Grailly. Las conversaciones se saldaron positivamente y fueron realizadas para solucionar diversos problemas fronterizos entre valles del vizcondado de Bearno y del Reino de Nabarra.

A caballo entre los años 1384 y 1385, el prior de los Agustinos Garcia de Eugi recibió diversas limosnas o subvenciones de la Tesorería del Reino de Nabarra, para diversos obras en la iglesia de San Agustín en Iruinea-Pamplona.

El año 1385 comenzó para el prior de la Orden de San Agustín de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, como diplomático en la Corte del rey Juan I de Castilla y León, consorte de Portugal. Allí se encontraba el infante heredero de Nabarra Carlos de Evreux y Valois-Capétiens. Éste era un decidido partidario del papado de Avignon y de tener una alianza con el Reino de France. Así pues, el prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona, junto al infante heredero de Nabarra, negociaron con el rey Juan I de Castilla y León, consorte de Portugal, el conocido como tratado de El Espinar. Con dicho pacto, el Reino de Nabarra vería mejoradas las condiciones impuestas en gravoso tratado de Briones, a cambio de que el rey Carlos II de Nabarra pusiese fin a la neutralidad que venía manteniendo en la disputa cismática dentro de la República Católica Cristiana.

Ese mismo año, el prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona fue nombrado obispo para esa diócesis por el papa Clemente VII de Avignon, a instancia y solicitud del rey Carlos II de Nabarra. Sin embargo, no llegó a ocupar físicamente esa Sede Episcopal, pues al estar bajo control de los ingleses permaneció bajo la obediencia del papa Urbano VI de Roma. Por lo que desde Donibane Garazi se dedicó a su administración, en un espectro territorial reducido.

 El día 18 de septiembre del año 1385, el rey Carlos II de Nabarra le concedió a su confesor personal, una ciertos dineros para los gastos de la consagración. De todas maneras, esto no le impidió seguir dedicándose a los asuntos del Reino vascón, y tampoco le imposibilitó en su labor como confesor y consejero del rey Carlos II de Nabarra.

También ese año, el rey Carlos II de Nabarra hizo testamento, quedando detallado en el mismo, que el obispo de Baiona y prior de la Orden  de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi  su nombramiento como testamentario y albacea de su hijo el infante heredero de Nabarra Carlos de Evreux y Valois-Capétiens. Este cargo lo compartió con el Alférez del Estandarte Real de Nabarra Charlot de Beaumont-Nabarra y Lizarazu.

Ya en el año 1386, el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona, asistió a la firma del tratado de Lizarra-Estella, como invitado de la mesa del rey Carlos II de Nabarra. La cuestión del reconocimiento del papa de Avignon todavía estaba pendiente en esas fechas. De allí marchó al Reino de Castilla y León para visitar al infante heredero de Nabarra Carlos de Evreux y Valois-Capétiens.

Un año después murió el rey Carlos II de Nabara y el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugui, ejecutó testamentario y a continuación pasó a ser el Regidor-Gobernador del Reino vascón, actuando como cabezalero junto con el Alférez del Estandarte Real Charlot de Beaumont-Nabarra y Lizarazu. Dicho cargo que desempeñó durante tres semanas, concretamente hasta el regreso del infante heredero de Nabarra y conde de Evreux Carlos de Evreux y Valois-Capétiens y de su esposa la infanta de Castilla y León, señora de Roa-Sepúlveda Leonor de Trastámara y Villena, desde el Reino de Castilla y León.

Tras ello dejó de figurar en la escudería del Hostal Real, dejando de percibir la renta anual y los diezmos de los lugares de la villa de Etxarri Aranatz.

En el año 1387 recibió la asignación de 30 sueldos a cambio de una casa en Donibane Garazi, que había cedido por el servicio de chapitel. También ese año, el obispo de Baiona y prior de la Orden de San Agustín Garcia de Eugi, salió al encuentro del soberano de la Orden de Nuestra Señora del Chardon o de la Esperanza, duque de Bourbon, conde de Clermont, conde consorte de Florez y señor de Mercœur Louis de Bourbon y Valois-Anjou, quien llegaba a Iruinea-Pamplona como delegado del rey de France.

El obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, continuó ejerciendo de confesor con el nuevo rey Carlos III de Nabarra, quien en el año 1388 le confirmó vitaliciamente los diezmos de Etxarri Aranatz.

El 6 de febrero del año 1390, con asistencia del cardenal de Aragón Pedro Martínez de Luna, de los obispos Martin de Çalba por Iruinea-Pamplona, Garcia de Eugi por Baiona, Jean Beauffes por Akize-Dacs-Dax, Juan por Calahorra, Pedro por Tarazona, otro Pedro por Ampurias y Fernando por Vich, se realizó por parte del Reino de Nabarra, el reconocimiento de Clemente VII de Avignon como papa legítimo.

Junto a ellos y otros más, asistió y participó en la unción y en la coronación oficial de Carlos de Evreux y  Valois-Capétiens como rey de Nabarra llevada a cabo el día 13 de febrero en la catedral de Iruinea-Pamplona.

En los años siguientes, el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona, vio mermada sustancialmente su influencia en la Corte de rey Carlos III de Nabarra, permaneciendo largas horas diarias en el convento de su orden escribiendo una Chronica d’Espayna y de la Genealogía de los reyes de Nabarra, redactada como un apéndice de la anterior, que es la  primera presentar¡ción de una historia independiente del Estado de Nabarra, en contraprestación de las crónicas realizadas en el Reino de Castilla y León que la encuadraban y juntaban en su historia de Espayna.

A comienzos del año 1397, nuevamente el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, tras acabar su obra histórica del Estado de Nabarra, acompañó al rey Carlos III de Nabarra en una nueva misión diplomática, pero esta vez al Reino de France, concretamente a la ciudad de Paris. Esto fue debido a que el rey nabarro fue invitado a una reunión mediante la cual, los asistentes pretendían encontrar una solución al Cisma de Occidente.  Tras la reunión, el rey Carlos III de Nabarra aprovechó dicha invitación para exponer ante Charles VI de France, sus legítimas reclamaciones territoriales sobre los feudos y tierras de la casa de Evreux en Normandie.

La estancia del obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi en la capital del Estado de France, siendo alojado en un hostal del infante de Nabarra, caballero del Reino de Nabarra, caballero de la Orden del Lebrel Blanco y de la Buena Fe, Lugarteniente del rey de Nabarra en el Reino de France  Pierre de Nabarra-Evreux y Valois-Capétiens, se alargó por un periodo de un año, debido al comienzo de los primeros brotes psicóticos en el rey Charles VI de France.

Junto al obispo de Baiona y prior de la Orden de San Agustín de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, estuvieron acompañando al rey Carlos III de Nabarra en el séquito Real, Charlot de Beaumont-Nabarra y Lizarazu, Leonel de Nabarra y Lizaso, Pierres de Peralta y Ruiz de Azagra, Arnauld Remon de Agramont, Arnaud Sanche de Tardets, Pées de Laxague-Latsaga y Viellote, Bertrán Henriquez de Lacarra y Moncayo, Martin de Aibar, Gascón de Urroz, Pere Arnault de Garro, Juan de Domezain, Pierres Sanz de Lizarazu, Rodrigo de Esparza y por lo menos unos 20 caballeros nabarros más. También fueron el novicio Sancho Sánchez de Oteiza, el maestre Bernat y el físico Juce Orabuena, un cirujano del rey llamado Sancho, el boticario Pero Iñiguez, el astrólogo Remar, además de diversos capellanes, limosnero, secretarios, pajes, menestriles, trompetas, etc.

El día 26 de noviembre del año 1398, el rey Carlos III de Nabarra nombró al obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, junto con otros eclesiásticos y nobles, tutor de su hijo heredero Carlos de Evreux y Trastámara, autorizándoles para que, si en el caso que al morir el rey de Nabarra fuera todavía menor de edad el infante nabarro, prestasen en su nombre el juramento debido ante los tres estados de las Corte del Reino de Nabarra y reciban en contraposición la jura de éstos en su nombre.

En el año 1400, el caballero Alejo de Viana entregó un trocito de la Cruz del Redentor y otro de su Sagrada Túnica al rey Carlos III de Nabarra en su palacio de Iruinea-Pamplona. El caballero llegó al Estado de Nabarra como emisario del emperador Manuel Paleólogo, que se encontraba en la ciudad de Paris buscando ayuda entre los Reinos cristianos, pues tras las victorias turcas de Kossovo y Nicópolis, posicionaban a éstos en ventajosa posición estratégica militar, en sus intenciones de conquistar Constantinopla.

Las reliquias fueron llevadas en procesión a la iglesia mayor de la catedral de Santa María la Real de Iruinea-Pamplona, por el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi. Al traslado asistió numerosísimo público y el rey Carlos III de Nabarra estuvo presente.

El día 29 de noviembre del año 1401, el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, reconoció mediante documento firmado y sellado, haber gozado puntualmente de los diezmos de la villa de Etxarri Aranatz.

En el año 1405, Garcia de Eugi en calidad obispo de Baiona, presidió los esponsales en Erriberri-Olite de la infanta de Nabarra Juana de Evreux y Trastámara, heredera al trono nabarro tras la muerte de su hermano Carlos, con el coheredero del principado de Andorra, heredero de los condados de Foix y Bigorra, los vizcondados de Benauges, Castellbló, Marsan, Oloron, Gabarret, Brulhes, Lautrec y Bearno, junto a los señoríos de Donasan-Donauzan, Nebouzan, Montcada y Castellvell entre otros muchos, Jean de Grailly y Castellbló.

El Obispo de Baiona, prior de la Orden de San Agustín de Iruinea-Pamplona, Lector en Teología, confesor Real, consejero personal de los reyes Carlos II y Carlos III de Nabarra, fray Garcia de Eugi murió en el año 1408. Considerado primer Cronista natural del Estado de Nabarra, fue enterrado en el convento de los Agustinos de Iruinea-Pamplona.

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