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2012/07/23

Reino de por sí y reincorporación de Guipúzcoa

Reino de por sí y reincorporación de Guipúzcoa
Álvaro Adot Lerga; Doctor en Historia y colaborador de proyecto en Columbia University in the city of New York
http://www.noticiasdenavarra.com/2012/07/23/opinion/tribuna-abierta/reino-de-por-si-y-reincorporacion-de-guipuzcoa

A conmemoración de los 500 años de la conquista de Navarra viene suscitando desde hace tiempo el interés de diversos historiadores por conocer mejor la historia del reino desde el período previo a la invasión y conquista de 1512 hasta la conclusión en 1529 de lo que en su época se conoció como la guerra de Navarra, que tuvo como resultado la ruptura y división del reino pirenaico en dos, quedando la Navarra peninsular, o Alta Navarra, bajo la corona hispana y Ultrapuertos, o Baja Navarra, independiente, bajo el control de su rey legítimo, Enrique de Albret.

Hoy en día siguen existiendo muchos aspectos de aquel periodo que permanecen desconocidos y otros que están poco estudiados. A nadie se le escapa que los acontecimientos ocurridos hace 500 años siguen levantando ampollas y polarizando a la sociedad navarra, principalmente porque en ciertos sectores siguen pesando más los sentimientos del presente que el conocimiento del pasado, como expone Peio J. Monteano en la presentación de su libro La Guerra de Navarra, y también por la obsesión de algunas tendencias historiográficas de seguir a pie juntillas antiguos y desfasados tópicos ideados por cronistas y eruditos, como si fuesen dogmas incuestionables, que a menudo surgieron con objetivos distintos al de la búsqueda del conocimiento histórico.

Y si hay algo que sabemos quienes llevamos muchos años ejerciendo el trabajo de historiador, es que, para estudiar la historia raramente son válidas las simples explicaciones del blanco o negro. En todo lugar, la sucesión histórica de acontecimientos y de nuevas situaciones han tenido como consecuencia el surgimiento de nuevas mentalidades que conviven con otras preexistentes, que por otro lado no permanecen estáticas y también evolucionan. Por ello, el historiador debe estudiar cada periodo histórico en su contexto, siempre con rigor, sin sentimentalismos ni prejuicios, ya que, de no hacerlo, inevitablemente cae en los pecados imperdonables que ya expuso el gran historiador Marc Bloch, como son el anacronismo y el determinismo. Y esto es nefasto, ya que conlleva un delito mayor: el engaño y la utilización de la sociedad a voluntad.

Como preámbulo al aspecto que voy a presentar al lector, debo exponer que hoy en día al hablar de una posible unificación de Navarra y el País Vasco, hallamos opiniones encontradas en los diversos sectores políticos navarros. Al margen de las divergencias existentes y sin entrar en ellas, ya que ello en modo alguno es motivo del presente artículo, considero que los lectores deben tener en mente que, en la actual norma suprema del ordenamiento jurídico de España, es decir, en la Constitución española de 1978, se recoge la Disposición transitoria cuarta, en la que se plantea la posibilidad de unión de ambas comunidades, siendo el único caso en el que dicha Constitución permite la existencia de una federación de estas características.

La diversidad y confrontación de opiniones que apreciamos en la actualidad no siempre existieron en el ámbito de las instituciones representativas navarras. Acudiendo al pasado, en concreto al momento histórico de gran relevancia que se conmemora este año, sabemos que las Cortes Generales de Navarra adoptaron una postura oficial al respecto, que quedó expuesta en las actas de Cortes del Reino de 1516, es decir, solo un año después de la conocida como acta de incorporación de Navarra a Castilla (que no olvidemos, fue acordada por las Cortes de Castilla de manera unilateral, sin estar presente ni un solo representante del reino de Navarra).

Las Cortes Generales de Navarra acordaron y expusieron la siguiente solicitud a Carlos I: "Como el reino de Navarra ha sido y es reino por sí e tiene su chancillería, y antiguamente solían ser así del dicho reino la provincia de Guipúzcoa e tierra de Álava, por especial la villa de Los Arcos con sus aldeas y la villa de San Vicente, Briones y Laguardia con sus aldeas e tierras, los cuales ha poco tiempo que se enajenaron, y hay causa para ello y es todo uno, en que el rey católico mandó hacer la unión del reino de Navarra a Castilla, suplicamos a Su Majestad que a su dicho reino de Navarra, ahora esta seiñalada merced y tierras, lugares sobredichos, mande venir con Navarra et sean incorporadas y agregados por siempre a la jurisdicción y chancillería del reino de Navarra".

Por medio de esta solicitud, el conjunto de representantes navarros expuso que el reino deseaba la incorporación de Guipúzcoa y Álava, teniendo presente que habían formado parte de Navarra, lo que legitimaba que fuesen reincorporados y agregados nuevamente a la jurisdicción del reino pirenaico. Los representantes de los tres estados navarros basaron esta solicitud en su condición de ser reino por sí, afirmando que Navarra lo había sido en el pasado antes de la incorporación a Castilla (1515), y también seguía siéndolo un año después.

De este modo, recordaban al joven rey de la Casa de Austria que Navarra poseía dicha condición de reino por sí, lo que para las Cortes navarras, ya en el año 1516, significaba que la relación con Castilla era la de dos reinos distintos, con una vinculación de igual a igual, de ningún modo la de un reino sometido a otro, por lo que las leyes de Castilla no podían ser aplicadas en Navarra ni viceversa. En base a ello, solicitaban la reintegración en Navarra, por siempre, de los territorios de Guipúzcoa y Álava, que antes de quedar adscritos al reino de Castilla habían formado parte del reino pirenaico.

Para finalizar, considero que resulta de interés que en este año (en el que se conmemoran en muy diversos actos públicos y privados la conquista e incorporación a Castilla), la sociedad conozca un poco mejor un aspecto concreto de la Historia de Navarra, cual fue la postura oficial que el conjunto de representantes del reino tuvo respecto a cuál debía ser la relación de la actual Navarra y otros territorios del País Vasco que anteriormente habían formado parte del reino, asunto que entonces fue motivo de interés general para las instituciones navarras y que 500 años después, aunque con distintos propósitos de los expuestos en 1516 por las Cortes navarras, sigue influyendo en la presente actividad política.

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©NABARTZALE BILDUMA 2011

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